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Más y peor tiranía…, Mayor generalización de la revuelta social

Lunes 8 de abril de 2024, por GCI

Más y peor tiranía…,
Mayor generalización de la revuelta social

El dinero
Es mentira que, el dinero haya surgido del intercambio entre seres humanos libres, es mentira que haya sido el medio que encontraron los humanos para hacer circular los objetos producidos en sociedades más o menos distantes. El dinero, surge como, oposición a la producción de objetos necesarios a la vida humana, como retiro, quita, o atesoramiento. Históricamente aparece como algo ajeno a la producción material de los objetos necesarios para la vida humana, como quita, tesoro, préstamo/usura y emisión de deuda a partir del tesoro, potenciado a partir de sectas organizadas como clases dominantes (propietarias) que constituyen ejércitos, templos bancos, estados-nación…
Pero como son estos quienes hicieron la historia oficial, a dicha potencia/dinero erigido en poder social le llamarán “religiones” para esconder que todo su desarrollo como valor se basa en la guerra, la expropiación, la expoliación y la explotación de las actividades humanas. Su potencia se desarrolla, a través de la historia como otra sociedad, como acumulación por la acumulación misma, como dinero que produce más dinero, constituyéndose en lo que será la verdadera sociedad del dinero, el capital. Es decir en el capitalismo que, basa su poder, durante todo el ciclo histórico del valor, en la expoliación de sociedades cuya reproducción está basada en la transformación directa de la naturaleza. Mientras estas sociedades producen objetos necesarios para la vida, las del dinero/capital viven de los tributos, la usura, los intereses, arrancados a las otras. La expropiación violenta es la sustancia y la vida misma del valor valorizándose, es decir de la sociedad del capital.
De la misma manera que el intercambio no se inicia dentro de una sociedad humana, sino entre las sociedades, el dinero surge (mucho antes) como sociedad diferente y opuesta a las comunidades humanas que viven directamente de la producción comunitaria. Por eso, no es el dinero que surge del cambio, sino que el intercambio es en realidad un producto histórico del valor valorizándose y de la guerra y la esclavitud que ese capital impone.
Mucho antes de la división en clases de una misma sociedad, existe en la historia de la humanidad, la división entre sociedades o comunidades totalmente diferentes existentes en diversas partes del planeta, pero poco a poco, en la medida que el dinero/poder se va haciendo mundial y sometiendo a las sociedades que viven exclusivamente del contacto con la naturaleza, el dinero/capital va sometiendo a todas las otras sociedades. Lo que confunde la cosa, es también la falsificación que se ha realizado de la historia, como si la mundialización del capital se hubiese operado de una vez para siempre y recientemente, cuando podemos encontrar que el sometimiento al capital ya existe en regiones grandes hace 5000 años, mientras que, en otras, parece haberse concretado hace 1000 o solo cientos de años.
La composición celular del dinero contiene, desde su origen, esa determinación central de la valorización por la guerra. En la medida que, el dinero se va imponiendo como el único pasaporte internacional al consumo de cosas, el dinero pasa a ser una falsa comunidad entre seres humanas. Evidentemente el hecho que esa comunidad entre seres humanos, sea falsa (porque el dinero se impone como objetos que representan una falsa comunidad entre los enajenados y que se sustituye a la verdadera comunidad humana), no la hace menos potente o menos opresiva. El dinero como comunidad, como dice Marx, en los Grundrisse, excluye toda otra comunidad. Como el caballo de Atila que donde pisa el pasto no crece, el dinero destruye todo lo humanamente común y solidario y lo sustituye por la competencia y la guerra de todos contra todos, al mismo ritmo que se impone en todo el mundo. Lo que va engendrando el dinero y capital en su proceso secular de mundialización, en lugar de una verdadera comunidad: es la ganancia, el interés y la usura, la explotación y la opresión universales y simultáneamente también el individuo egoísta, el individualismo generalizado.
La dictadura del dinero tiene miles de años. Es mentira que, la misma, sea el producto natural de las necesidades humanas de producción y circulación de objetos útiles. Su realidad histórica es, al contrario, la guerra y la expropiación, la constitución de tesoros y templos con dicha expropiación, el tráfico de esclavos y la apropiación violenta de lo que las sociedades humanas producen, la entronización de la aristocracia del dinero (plutocracia) como de sus ases Faraones, Reyes, Emperadores… La acumulación de dinero (valor, capital) siempre fue equivalente a la dictadura del mismo sobre la producción material, por eso el progreso del capital siempre fue el progreso de la esclavitud sobre los seres humanos y el de la dictadura en la producción de cosas.
El progreso del dinero ha sido el progreso de la esclavitud humana, la domesticación de los seres humanos, hasta el punto de hacer la apología de la misma (apología del trabajo) y la corrupción total de los objetos producidos por dichos esclavos. Tanto los seres humanos, como los objetos (y servicios) que están condenados a producir, resultan ser cada vez menos compatibles con la humanidad, más tóxicos, corrompidos, contaminados, asesinos… La comunidad del dinero imponiéndose a todo nivel y en todo espacio geográfico deshumaniza subsumiendo a los esclavos en sus características propias esenciales: guerra, destrucción, militarización, sectarismo, partidismo, despotismos…El modo de producción capitalista no es la fábrica o la industria como dice la economía burguesa (y su fracción marxista leninista), sino la subsunción de toda la vida de los humanos en su ser. La explotación no se reduce a las horas de trabajo no pagado, como nos cuenta esa misma economía política enseñada desde hace 2 siglos, sino la subsunción de toda la humanidad en el dinero como verdadero déspota universal.
Solo la lucha, contra el progreso del capital, le ha permitido a la humanidad, resistir a esa destrucción. Fue en ese proceso de destrucción y, lucha contra el dinero, que el proletariado (expresión más acabada de la subsunción del humano en el capital), ha intentado desarrollar su fuerza como contraposición al orden establecido y ha afirmado la necesidad de la revolución social mundial. Pero, a pesar de la gigantesca y heroica lucha humana durante siglos, el poder organizado del capitalismo mundial ha logrado siempre imponer la contrarrevolución y con ello, un nuevo salto cualitativo en el progreso del dinero mundial y la esclavitud humana.
Justamente lo que le ha permitido ganar siempre al dinero, en su subsunción de la humanidad, ha sido la organización del poder, la estructuración y planificación de la dominación misma, constituida en ciencia de domesticación y opresión. Desde los legistas chinos a Ibn Khaldum, desde Maquiavelo a los Protocolos de Sion, desde la Iglesia católica al islamismo, desde los manuales de los servicios de inteligencia (ingleses, yanquis, chinos, rusos, judaicos, franceses…y sus combinaciones) a los estados mayores de los tiranos y ejércitos…la ley primera, es que, para mantener el poder de la minoría lo militar no alcanza. La ocupación y la guerra ofensiva se revelarán siempre como mucho más débiles que la defensa, que la guerra contra el invasor (Clausewitz). Por eso, la potencia criminal se presenta históricamente como víctima…Se requiere engañar, manipular, mentir, falsificar… No solo presentando al poder opresor del dinero como sinónimo de libertad (de comercio, de intercambio, de viaje, de pasaporte mundial…), al pueblo elegido por y para dirigir el dinero…como víctima de todos los diablos, sino a los opresores como liberadores, al propio Estado como regulador del bienestar general y del progreso.
Además, todos esos planificadores y diseñadores históricos de la domesticación y opresión aconsejan y digitan, en base a la creación misma de las estructuras para encuadrar a los oprimidos: sindicatos y partidos, escuelas e iglesias, universidades y lobbies, policías y ejércitos, aparatos de inteligencia y propaganda, televisiones, cine, teatro, circos… y redes sociales… El gatopardismo se enseña en las escuelas y universidades para pichones de dictadores, así como en los servicios de inteligencia y formación de los estados mayores de los ejércitos de todas las potencias.
En esa misma línea histórica siempre se “hizo la revolución para que todo siga como antes”(“Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie” - Gatopardo),se crearon y organizaron estructuras para los explotados para reproducir el capital como fue la socialdemocracia, la economía política, los sindicatos, el leninismo y todas sus expresiones locales… Y sobre todo, se “hicieron” “revoluciones” (o mejor dicho se cooptaron/castraron/reprimieron) para imponer la contrarrevolución, como sucedió en todos los intentos del siglo XX: México (1900/1918), Rusia (1905/1918), Alemania (1915/1918) … China (1920/1930), España (1931/1937) … Fue, gracias a las estructuras de los explotados creados y/o digitados (infiltrados, manipulados…), como los sindicatos y partidos, las sectas y servicios varios, por la aristocracia financiera que, el capital logra en fin, imponer la contrarrevolución que asegurase su progreso (desarrollo de fuerzas productivas) desde entonces.
Programáticamente, el principal logro de la contrarrevolución, durante todo el siglo XX, fue la constitución de los clásicos “partidos burgueses para la clase obrera”, la socialdemocracia (y sobre todo el marxismo leninismo), transformada, poco a poco, en la ideología dominante en todas partes: desde los servicios secretos a las universidades, desde los servicios anti insurreccionales del Estado a la izquierda mundial. Hoy esa ideología, social y democrática es dominante, como “pensamiento políticamente correcto”, en todas las estructuras del Gobierno Mundial (Club Bilderberg, Foro Económico Mundial, ONU, OMS…). Es lo que el poder mismo de la aristocracia financiera designa como (e impone llamar) “socialismo” o “comunismo” y qué, en realidad, es el triunfo absoluto de la comunidad del dinero y su totalitarismo policial; es decir, la antípoda más total de lo “común” humano, de la comunidad humana mundial.
Fue ese logro, que les permitió presentar toda la contrarrevolución del siglo XX como idéntico a su contrario. La “revolución”, tanto cuando se institucionaliza y democratiza (como en México, o haciéndola vestirse de “republicana”), como cuando reafirma el sistema de trabajo obligatorio y campos de concentración como si fuese “el socialismo” (Rusia, China…y luego países del Este, Corea del Norte, Cuba…) se afirma como verdadera contrarrevolución mundial. Hoy, en cualquier lado, cuando se habla de “revolución mexicana”, “revolución rusa”, “revolución china”…, se hace en realidad referencia al terrorismo del Estado que masacró al movimiento revolucionario real, preexistente y, al desarrollo forzado y despótico del capital como en la Rusia de Lenin, Trotsky, Stalin…
Hoy podemos asegurar que, el mayor triunfo de la contrarrevolución (y de la aristocracia financiera anglosajona) no fue solo, la destrucción física de los revolucionarios y de todas las organizaciones clasistas de esa época, sino haber consolidado la MENTIRA más gigantesca de todos los tiempos: a saber, que, desde entonces, existirían, “países socialistas” o “países comunistas”.
Cuidado, no es solo que lo que llaman países socialistas, no fueron nunca otra cosa que países capitalistas como todos los otros, sino que falsificaron las bases mismas del socialismo y/o comunismo, que no puede nunca realizarse en un solo país, identificándolo a un desarrollo capitalista forzado y formalmente centralizado.
El socialismo, el comunismo real y humano está, más lejano que nunca, en esa sociedad despóticamente organizada del capital y el trabajo obligatorio. La contraposición de la comunidad humana contra la sociedad del Dinero y el trabajo, no puede ser nunca una cuestión de países, ni de desarrollo de las fuerzas productivas, ni de estatizaciones…, sino de destrucción absoluta del dinero, del capital y del Estado a nivel mundial.
La imposición ideológica de esa mentira, reproducida durante más de un siglo luego de la gran contrarrevolución rusa (y mundial) sigue siendo el mayor logro de la misma. Durante ese siglo, las luchas proletarias no lograron destruir esa mentira que sigue predominando en el mundo y debilitando/destruyendo la posibilidad de todas las luchas humanas en su perspectiva revolucionaria.
Lo permanente y lo nuevo en el siglo XXI
La contrarrevolución dominante durante todo el siglo XX, aseguró el progreso y el desarrollo de las fuerzas productivas del capital, cada vez más inhumanas. Asegurada la dictadura del valor valorizándose (contra la revolución social), el desarrollo fue cada vez más destructivo de lo que los seres vivos requieren: guerras permanentes a todos los niveles con destrucción masiva de la población civil y de “la naturaleza”, predominio absoluto de la fuerza militar y policial, militarización de todas las relaciones humanas, confinamiento de los seres humanos, campos de trabajo y concentración en una parte cada vez más creciente del planeta, guerra de todos contra todos en expansión fomentada desde arriba, mayor esclavitud en todas las relaciones de producción planetaria (cuantitativa y cualitativa, extensiva e intensiva), mayor lavado de cerebro, educación basada en la propaganda y el lavado del cerebro, despotismo total de la religión “científica”, tendencia al gobierno mundial, reivindicación abierta de la despoblación y el control cibernético de los esclavos.
La dictadura del dinero asegura que el desarrollo de las fuerzas productivas sea cada vez más desarrollo de las fuerzas destructivas humanas, no solo por la producción gigantesca de armas de destrucción masiva, sino porque lo que supuestamente alimenta, es cada vez más asesino de la vida de los humanos: agrotóxicos, armas químicas, comida basura, químicos asesinos, “vacunas” de esterilización masiva, medicamentos aditivos y destructivos de los cuerpos, contaminantes en el aire, en el agua, en la tierra, bombardeos químicos permanentes (Chemtrails), contaminación electromagnética…. ¡El “complot mundial contra la salud” de la humanidad, como decía la valiente luchadora social, Claire Séverac está, desde el principio de siglo, en plena fase de matanza abierta !
Si en el Plan general de reafirmación de la dictadura del valor, hay continuidad, la crisis del sistema financiero del 2008/2009 y el salvataje exclusivamente basado en la creación del dinero fiat, produce un salto cualitativo en esa misma dictadura. Por primera vez en la historia, el capital mundial “soluciona” la “crisis” solo emitiendo dinero de la nada, proclamando que ya no se trata de financiar un aumento de la producción mundial de valores de uso (como se hizo siempre con el capital ficticio para los trabajos públicos y/o financiar la industria), sino al contrario, reduciendo todo el consumo de los humanos, todos los servicios y “bienes” producidos para ellos, asumiendo abiertamente que su proyecto es ahora reducir la actividad de los humanos, los consumos y los servicios humanos, las relaciones y los goces, los sabores y disfrutes…, y en última instancia reducir significativamente la población humana. Las fracciones financieras del capital mundial saboreaban su triunfo definitivo contra el industrialismo (en realidad nunca habían dejado de dirigir el capital total), pero ahora, proclaman la política más malthusiana de la historia, liquidando así la mitología de que el capitalismo es siempre más progreso y reproducción ampliada.
La “nueva teoría económica”, confesaba así que, la reproducción ampliada del capital mundial y la tasa de explotación se aumentaban, a voluntad, gracias al dinero trucho, aunque al mismo tiempo, se despoblara la tierra y se disminuyera la producción mundial. Hasta la tesis básica de la economía burguesa (incluyendo al marxismo leninismo) del “valor trabajo”, quedaba al descubierto como una mentira más: el trabajo no crea valor (la ideología de que la actividad humana productiva crea valor se basa en la confusión entre el valor de uso y el valor de cambio). Quien crea valor es la expropiación, la esclavitud, la tortura del trabajo, la subsunción de la vida humana en el dinero. En la medida en que, la creación de todo el valor nuevo, era producido, desde 2008/2009, exclusivamente por la imposición del dinero falso a la humanidad, y que, la circulación permitía “realizar” (en realidad constatar) un aumento de la tasa de explotación real (aumento total del valor bruto de producción mundial [VBP] y disminución del consumo [C] humano), se revelaba que, la “salida de la crisis” era más, explotación, más valor, menos vida humana; más riqueza para la plutocracia, más hambre para los esclavos; es decir, mayor despotismo del dinero.
A pesar de que los servicios secretos que digitan toda la información del mundo para imponer que “no hay nada nuevo en la dictadura del capital”, va quedando en evidencia que el capitalismo es, cada vez más un modo de destrucción y aniquilación humano, que un “modo de producción”. La guerra contra la humanidad ahora, se impone desde arriba y a nivel mundial, sobre todas las razones y sinrazones de lo regional, sectorial, local, “nacional”… Ya no se culpa a tal o tal sector, raza o política de todos los males…, sino a la humanidad misma. Tampoco se acusa a los humanos en particular, sino al humano común y corriente, a la mujer y al hombre de a pie, al niño y al anciano… Tampoco se acusa a quienes cometen un delito particular, sino a la humanidad misma de todo lo que hace: de vivir mucho, de ser cada vez más, de amarse mucho, de reunirse mucho, de viajar mucho, de tocarse mucho, de respirar mucho, de conspirar (es decir de respirar juntos y “contagiarse”), de consumir muchos recursos, de gastar mucho, de comer mucho, del “calentamiento global” del planeta… ¡Hasta se perseguirán a los que crían vacas por sus eructos!
Es así que, van armando el Gobierno Mundial para restringir todo, y encerrar a la humanidad, con los estados de urgencia y la estrategia de plandemias. Como el gran hermano que, dirige la guerra, contra todo lo que la humanidad necesita, viendo todo y controlando todo (el ojo insignia del poder secular del dinero/dólar). Los cónclaves y congresos oficiales de ese Gobierno Mundial, abiertamente actuando como Estado Mayor de Guerra y de Centralización e Inteligencia militar, ya no esconden que el objetivo principal, es militarizar, encerrar y despoblar el mundo: guerras por doquier, domesticación forzada, confinamiento, mayor separación y distanciamiento entre los esclavos, destrucción y prohibición de encuentros y viajes, tapado de boca, terrorismo de estado/criminalización de la protesta, reducción forzada de la actividad humana. El objetivo a mediano plazo (2030) es la destrucción de toda actividad productiva de lo necesario para la vida de la humanidad que, no esté controlada por la aristocracia financiera a través del sistema bancario y los fondos de inversión.
El Gobierno mundial (en constitución), en su guerra definitiva contra la humanidad, utiliza el terror de Estado para imponer obediencia y domesticar a los humanos, siguiendo el modelo del despotismo histórico. Usa y abusa del miedo al infierno (calentamiento global, desastres climatológicos…), del terror al diablo (virus, bacterias, pandemias…). Saben que, sin lavados de cerebro, torretas de mentiras y la infusión de miedo, sin crear el pánico, ninguna medida sería aceptada por el común de los mortales. Por eso, el Estado profundo ocupa todo el espacio social, ideológico, político, militar, propagandístico, electoral, sindical…con su PLANES Y PROTOCOLOS…con sus encierros y prohibiciones (censura, separaciones, estados de sitio, tapado de bocas, toques de queda…), con sus gravámenes y tasas…
El éxito del plan, se debe sin lugar a dudas, a que, la planificación del ataque contra la humanidad, se fue armando durante décadas y se, fue organizado desde las sombras, es decir, en forma oculta como operativo militar con estructuración vertical y disciplina estricta, basándose en las viejas sectas en que se organiza desde siempre la élite plutocrática (judaísmo, mazonería, Cábala, jesuitismo, leninismo, cultos cristiano/satánicos, islámicos, …) y que, desde hace siglos controlan los gobiernos, los servicios de inteligencia, la cultura, las iglesias y mezquitas, las universidades, los gobiernos, los partidos políticos, los sindicatos….
Esa impresionante estructura de acción militar de destrucción del enemigo, de sabotaje, infiltración y manipulación…, actúa desde mucho antes del ataque abierto plandémico, contra los sectores que consideran más necesarios para que el ataque tenga resultados.
A pesar de ello, no todo anduvo sobre rieles, con la gripe H1N1 que la largaron en 2009 sin el suficiente ambiente de terror creado, sin la propaganda indispensable, sin la suficiente implicación represiva de los ejércitos , servicios policiales y organismos de alarma pseudocientíficos…, tal como se autocriticaron los mismos ante el fracaso, constatando qué, la gente no obedeció, no se creyó en la farsa, no aceptó el protocolo previsto, ni aceptó “vacunarse”…(países como Francia habían comprado unas 80 millones de dosis…y no pudieron imponer más que algunos cientos)… Pero, además, los expertos en planificar pandemias se autocriticaron de no haber “personificado” más el virus, dándole una imagen social (por ejemplo, para mostrar en la televisión y redes sociales) más aterradora y al mismo tiempo presentar síntomas más simples y habituales en todo el mundo. Alguno de ellos hizo declaraciones explícitas: “es indispensable hablar de muertos por el virus, pero al mismo tiempo hablar de síntomas que tiene todo el mundo, así cuando se habla de los millones de muertos de la pandemia la gente se siente realmente concernida, en caso contrario nadie acepta los medicamentos y vacunas que vendemos”. Estas serán las directivas para preparar la próxima pandemia, la de la guerra abierta contra la humanidad, la de 2020 que, sí tendrá resultado imponente en cuanto a terror mundial, encierro, protocolos obligatorios, tapado de boca, represión, inoculaciones, confinamiento, crímenes de Estado, prohibiciones y bloqueos de contactos entre humanos, de transportes, viajes, reuniones, asambleas, manifestaciones, ocupaciones…
Desde principios de siglo, queda claro que, el ataque es contra toda la vida de la población humana y, consecuentemente la resistencia a la guerra contra la humanidad no se encierra tampoco en protestas fabriles, o sectoriales, o sindicales…Por eso, las protestas del siglo XXI, que sucede a luchas cada vez más generales contra las cumbres y anticumbres[1], rompen con facilidad los encierros productivos, sectoriales, regionales… que quieren imponer los sindicatos y partidos del trabajo que la burguesía constituyó históricamente, como en Argentina en 2001…e incluso rechazan con indignación y odio a todos los grupos y partidos políticos con la consigna que, en la década siguiente, se hiciera mundialmente famosa: ¡qué se vayan todos!, (aunque en esos primeros años el proletariado no era todavía capaz de darle un alcance mundial).
Contrariamente a lo que decían los sindicatos y partidos de la burguesía para los obreros (socialdemocracia, sindicalismo, peronismo, leninismo, anarcosindicalismo, izquierdismo, castrismo, lulismo…), las luchas del siglo XXI rompen el encierro, haciendo piquetes y bloqueos de la circulación de todas las mercancías. Cuanto más queda en evidencia que, la política de guerra contra la humanidad es abiertamente mundial, con todas las medidas para disminuir (asesinar) la vida social, los transportes públicos y “privados”, imponiendo impuestos al combustible y al mismo transporte, a los créditos bancarios y a los vehículos, aumentando los boletos de todo el transporte y encareciendo todos los traslados…, la protesta social va estallando en todos los continentes (desde el Medio Oriente a China, desde Hong Kong a Grecia, desde Líbano a Irak, desde India a Senegal, desde Alemania a Cuba…) en forma cada vez más rupturista con el cuadro oficial de protesta organizado por la izquierda y/o derecha burguesa.
La centralización mundial de la política económica de guerra, contra la vida humana, utiliza verdaderas Torretas de MENTIRAS [2] sobre el “cambio climático”, las “pandemias”, el “antiterrorismo”, el “anti patriarcalismo feminista”…conformando en la práctica un verdadero Estado Mayor del Nuevo Orden Mundial. El objetivo evidente es imponer más dictadura, más impuestos, más encierro, más restricciones, más reglamentaciones, más límites a toda vivencia humana…. Pero esa homogenización real de la dictadura mundial, desvaloriza, al mismo tiempo, toda reacción obrerista, sindicalista, localista e incluso política (contra tal o cual gobierno, partido, derecha, izquierda…), lo que conduce irremediablemente a una contraposición, todavía más general e internacional, que en la ola de luchas anteriores. Por eso las protestas del siglo XXI son necesariamente más globales, más generalizadas…y rompen todas las fronteras.
En todos los continentes se confirma esa tendencia de la protesta proletaria internacional a romper con las alternativas parciales, políticas, sindicales, locales... que ofrecen los gobiernos, partidos, sindicatos y los aparatos ideológicos de los “estados” … La protesta es cada vez más, sobre la totalidad de la vida afectada por la política económica restrictiva de todo, y no, sobre “el modo de producción” como quiere imponer el marxismo leninismo y otras corrientes de la burguesía imperialista. Nada de quedarse en la empresa o en el cuadro productivo y, menos ocupar la fábrica (ENCIERRO), sino que la protesta, durante esos años, va ganando las calles del mundo entero, bloqueando la distribución y circulación lo que opera como la mayor contraposición práctica al Nuevo Orden Mundial. ¡Nunca en la historia hubo tanta gente peleando contra el capitalismo mundial como ahora!
Miles de ciudades bloqueadas, cientos de millones de personas en lucha abierta por su vida. ¡Son las protestas más generales numéricamente de la historia de la humanidad! Y al mismo tiempo las más profundas por el contenido. Nadie logra encausar las “reivindicaciones”, porque ni siquiera hay reivindicaciones positivas como quiere la izquierda burguesa y el sindicalismo, sino que, lo que unifica a los proletarios del mundo es el ¡NO A TODO!
¡El “que se vayan todos” y el que “no queremos los cambios propuestos, ni las reformas”…!
¡El proletariado mundial se contrapone contra todo lo que viene del poder mundial! En todas partes la fuerza del movimiento viene de esa lucha que dice ¡NO!
¡La negación es la mejor afirmación programática de la necesidad de la revolución social mundial!

La protesta social como comunidad de lucha internacionalista
El caso de Brasil, en 2013, fue un gran salto de calidad en ese sentido. Una lucha que se desencadena contra el aumento sistemático del precio del autobús. En una década de protesta se pasa de una decena de ciudades con algunas centenas de miles de manifestantes (2003/2004), en algunas ciudades medias (Florianópolis, Salvador…), a abarcar absolutamente todas las ciudades grandes y pequeñas, los pueblos y las aldeas y a más de cien millones de personas en las calles de ese país. ¡Nunca se había visto algo parecido, en cuanto a número de gente bloqueando la circulación, ni en ese país, ni en toda América, ni en el mundo! Nunca hubo más gente protestando en forma totalmente descontrolada y sin que ningún programa de izquierda pueda paralizar. El pánico es tal, en la clase dominante mundial que, hasta la presidenta de izquierda (Dilma) reconoce que,” el país despertó” y no atina más que a proclamar la evidencia: que “la calle tiene la palabra” …, “la población es quien debe decidir” … Claro que, con ese reconocimiento formal, busca canalizar toda la furia de los seres humanos…, hacia un plebiscito y una nueva constituyente, como sucede siempre que pierden el control de lo que sucede en la calle. Pero ni así, impiden que el rechazo de toda reforma y el qué “se vayan todos” que se grita en todas las ciudades de Brasil repercuta en varios puntos del mundo, también como nunca antes había sucedido. En 4 o 5 países fronterizos también se bloquea el transporte en protesta por los precios e impuestos y en solidaridad con las luchas en Brasil, y, más importante aún, las luchas locales, en varios países lejanos, contra la misma dictadura mundial, se manifiestan abiertamente como parte de la misma lucha contra los precios del transporte y contra los impuestos y en general política ecológica de restricciones decidida por la ONU: Hong Kong, Alemania, China, Turquía, Grecia, Francia, México… El sabotaje de la Copa de las Naciones de futbol en las principales ciudades brasileras (“Contra os crimes da copa”) repercute, de ida y vuelta, con muchos otros países en donde la gente sale también a la calle. El “NO” a todo lo que viene del poder mundial y el que, “se vayan todos”, va haciendo reaparecer la potencia del internacionalismo proletario que empieza, una vez más, a enfrentar todo el positivismo y el politicismo llamando a la Revolución Social Mundial. No a todo lo que sea emparchar la dictadura mundial del dinero, “queremos TODO” y para ello, habrá que destruir de arriba abajo al capitalismo mundial. Ver al respecto la revista Comunismo número 63…, en cuya tapa aparece un gigantesco cartel de una manifestación masiva…que dice somos griegos, turcos, mexicanos…, somos sin patria, somos revolucionarios…[3]
Simultáneamente las diversas instancias del gobierno mundial sigue con las medidas, reglamentos y gravámenes contra todo tipo de transporte (de gente y de cosas), pretextando razones ecológicas y/o climáticas : límites a la velocidad en todas partes, reparaciones permanentes de rutas importantes para bloquear la circulación, obligatoriedad en el uso del chaleco amarillo (ya no solo para los ciclistas y motociclistas, sino para los coches) , con la consecuente reglamentación cada vez más protocolar y represiva, creación de zonas peatonales, y ciclovías (con el objetivo deliberado de enlentecer el tráfico vehicular), aumento de impuestos a los vehículos, aumento de peajes, aumento de tasas a los combustibles, gravámenes a todo lo que se mueve, con cualquier pretexto, y en beneficio directo del Estado (que se hace cada vez más tributario) y el sistema bancario y financiero internacional. La paralización de la vida humana, con el pretexto de salvar al planeta, solo favorece a lo financiero y a lo estatal. La baja en el consumo de cosas y servicios por parte de la población, que la va destruyendo, aumenta la tasa general de explotación de la especie humana y beneficia exclusivamente a la bancocracia mundial.
En todo el aumento de las luchas que caracteriza la segunda década del siglo XXI el proletariado, cada vez más organizado bloquea los caminos y rutas, no se deja encerrar en el “modo de producción” desafiando a los sindicatos y partidos y como si fuese “natural” empieza a utilizar el chaleco amarillo en los piquetes. Los grupos de acción directa en las grandes ciudades, como Rio de Janeiro o Sao Paulo, lo aconsejan “para que no te pasen por arriba cuando parás el tráfico”, pero también para que, no te tomen por malandro o policía, o te cosan a balazos por ser un “terrorista” (¡es la acusación de los medios oficiales!). Como es obligatorio para estar en el tráfico usar el chaleco amarillo, como hacen todos los buenos ciudadanos, los luchadores sociales los van generalizando, como si ese estatuto de “estoy en el tráfico” los protegiera. En Asia, así como en el Norte de África se usa un chaleco cualquiera (de cualquier color), precisamente para designarse como “cualquiera”, que, lucha contra el precio de los carburantes, los impuestos y el coste de los transportes. Las rutas y rotondas del mundo se siguen llenando de chalecos de diferentes colores, aunque predominan los que se ven de noche, los que tienen bandas que reflejan, los amarillos.
Poco a poco, en todas partes la ocupación de la calle, el piquete, el bloqueo del tráfico para protestar se identifica con el chaleco amarillo, como las protestas seculares se asociaron con los “sans culottes” (sin calzón), los “descamisados”, “los sin camisa” o los “comunes” (comuneros o comunistas).
¡Es la “bandera” de los “sin bandera”!
Pero es, al mismo tiempo, una bandera antinacionalista, anti localista, anti politiquería…, que las estructuras burguesas locales no pueden encajonar en reivindicaciones burguesas contra tal o cual personaje o gobierno corrupto: los comunes luchan por lo común, por la vida, por “tierra y libertad” (¡cómo 120 años antes desde México a Rusia, desde España a China…). Por ello, se contraponen a la totalidad de las medidas de guerra contra la humanidad que adopta el Gobierno mundial.
Nada más normal entonces, que cuando el movimiento se organiza, por todo lo que une a los “comunes”, contra el Estado mundial fortificado, la humanidad sin partido, sin banderas, sin sindicatos…, haya adoptado en forma creciente el “Chaleco amarillo”, incluso mucho antes que, la lucha se generalizara, en octubre/noviembre 2018, en el centro de Europa Occidental (en las 3, 4 o 5 fronteras de Alemania, Francia, Luxemburgo, Bélgica, Holanda…), que es adonde realmente las asambleas de los chalecos amarillos, de diversas zonas, organizan y sistematizan el bloqueo metódico del transporte de combustible. Ese impulso hacia la generalización de los piquetes y bloqueos del combustible no lo paran las fronteras nacionales: de primera el movimiento se hace fuerte también en varios países europeos, en África del Norte, en el Medio Oriente y en varios, “territorios del otro lado de los mares” franceses (Martinica, Guadalupe, La Reunión,…) y no franceses (Haití, América Central…) . Las “asambleas de asambleas” de los Chalecos Amarillos del año 2019…contabilizarán unos 24 países en esos primeros meses y, a fin de año, más de 50 (56 a 69 según el período o la versión)
Del otro lado de la barricada, del Gobierno Mundial, los grandes del Estado profundo se pelean para infundir el terrorismo climático culpando al común, al “ciudadano de a pie” del anunciado “fin del mundo”. Esgrimiendo las llamas del infierno (¡y no solo Greta Thunberg!), los mismos que se unifican para reprimir en la sangre el movimiento de protesta internacional, que se juntan para aumentar los servicios contra la insurrección de la población civil de sus propios países, anuncian y precisan las leyes con pretexto climático. En la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2017 (COP23)” Merkel y Macron en sus respectivos discursos culpan al “hombre de la calle”, a los humanos de la terrorífica situación del cambio climático que lleva al “fin del mundo”. ¡Son la expresión misma de la Dictadura mundial contra la vida de todos los comunes, de todas las mujeres y hombres de la calle!
La ratificación del acuerdo de Paris, a pesar del teatral retiro de Trump de esas conferencias marcará un antes y un después, en el sentido de la guerra contra la humanidad: “todos somos culpables de la contaminación”, “hay demasiada gente que usa recursos no renovables”, “los viejos son inútiles porque solo consumen”, “es el excesivo consumo que aumenta la emisión de CO2 y produce el calentamiento global”, “es imprescindible reducir el consumo de los humanos”, “el desarrollo sostenible exige limitar la producción de los sectores agrícolas que usan combustibles fósiles”… Ya no se trata solo de hacer prohibitivo el precio del transporte, ni de únicamente aumentar los impuestos sobre todo, sino de directamente impedir que la gente esté en la calle, de liquidar sus medios de vida, de impedirles “servir al prójimo” directamente y producir objetos que no pasen por el circuito financiero, de hacerles pagar tasas por cada litro de combustible usado, para sacarlo de la calle (y lugares de trabajo), de limitar en todo lo posible sus desplazamientos, los servicios a los que accede, de encerrarlo, de impedir que se mueva, se reúna, agite y protesta, en síntesis, de confinarlo. Por eso, en las decisiones del gobierno mundial, los más militaristas y preocupados por el insurreccionalismo del movimiento social tienden a predominar e imponer las decisiones. Por eso se dicta la estrategia de militarización total: el PLANDEMISMO. Cuanto más gente va saliendo a la calle contra todas las restricciones a la vida, más el Gobierno mundial en constitución afirma el PLAN de reducción de la vida, genocidio y encierro.
El movimiento de los chalecos amarillos, no tiene nada de particularmente francés, sino la voluntad del Estado mayor de la contrainsurrección del Gobierno Mundial…, de destruir dicho movimiento encerrándolo en un país: Francia. Pero si, es verdad que ese gigantesco movimiento que abarca casi un centenar de países y que ha redactado materiales de asambleas en más de 16 idiomas, se centralizó mucho, en Francia, tanto porque de todos los países llega gente para las “gloriosas manifestaciones de Paris”, como porque en todas partes, Macron fue definido, en las asambleas, manifestaciones, volantes… como el verdadero Monarca, al que la revolución de los chalecos amarillos tendrá que cortarle la cabeza como hacen las “revoluciones francesas”. Sin dudas, en todo el mundo se identifica cada vez más a Macron (y en cierta medida a Merkel…que en ese tiempo se va eclipsando), con los más consecuentes representantes de la aristocracia financiera que ha declarado la guerra al “hombre de la calle”. Macron representa todo lo que los chalecos amarillos del mundo odian: el poder de la aristocracia de los banqueros judaicos que gobiernan el mundo desde hace siglos, la emisión monetaria trucha de los bancos centrales que desvaloriza y empobrece la vida de todo el mundo, la desgravación sistemática de las grandes fortunas y sobre todo el TERRORISMO DEL ESTADO MUNDIAL, centralizando a los milicos del mundo, de derecha y de izquierda, contra el movimiento de protesta y lucha en todo el mundo. Proveniente de la izquierda el socialismo y el antifascismo dicho sujeto, promovido por Henry Kissinger, Jacques Atalli, la Dinastía Rothschild…el Club Bilderberg, la cima del judaísmo dinerario mundial, sube todos los peldaños promocionando las banderas históricas de la reducción de la población humana (por medio de las guerras y las pandemias) y la utilización masiva de la fuerza militar para aplastar toda protesta. Qué en muchas partes de Europa, Medio Oriente… se haya considerado a Paris el centro de la revolución (y la contrarrevolución) mundial y que, por eso las manifestaciones de los chalecos amarillos hayan centralizado una parte tan importante de sus luchas en esa ciudad, es un hecho evidente, aunque muy cuestionable (y se ha discutido en permanencia en las asambleas y movilizaciones contra el Nuevo Orden Mundial). Sin ninguna duda es parte del nefasto eurocentrismo (¡y Paris centrismo!) histórico, pero evidentemente es, un elemento fuerte que, condiciona al movimiento social y a los chalecos amarillos, con sus “pro”, y sobre todo sus “contras”.
Además, dicho elemento se fortifica con la declaración de guerra contra la humanidad en 2020. Macron y las “declaraciones de Paris” son los que más descaradamente insisten en la guerra[4], en el encierro, las prohibición de todo desplazamiento, el tapado de boca…, en que la única forma de liquidar el movimiento social es la militarización y el cubre fuego, en la movilización generalizada y el disciplinamiento plandémico. Los servicios de inteligencia y contrainsurreccionales de todo el mundo adoptan ese lenguaje de la guerra “macronista”, a sabiendas o no, que el “virus” y la pandemia, son en realidad las armas fundamentales, contra el movimiento social, los chalecos amarillos y su clarividente determinación.
Los macronistas del mundo, de derecha e izquierda de todos los países, se jactan abiertamente de haber destruido los chalecos amarillos: de lo admirable que fue la receta de la declaración de guerra de Macron, para confinar el movimiento e, impedir las jornadas de lucha qué, efectivamente disminuyen mucho, a partir de ese momento. El golpe militar plandémico mundial, impide todo contacto, así como salir a la calle y, mucho más, manifestar. Si bien no los han destruido, fue terrible la destrucción humana que produjo el encierro plandémico, especialmente contra la resistencia humana a la dictadura. Al destruir la presencia cotidiana/semanal de los chalecos, al imponer el terror abierto del Estado contra toda protesta, contra toda opinión divergente, contra toda persona o estructura de autodefensa, contra toda reunión/manifestación…, el Gobierno mundial hace añicos la resistencia en muchísimos países y puede festejar la imposición de la “nueva normalidad” qué aumenta como nunca el número de muertos, suicidados, infertilizados, castrados, destruidos, imbécilizados, domesticados...No debe olvidarse en este rubro, que el PLAN del nuevo orden mundial, considera también imprescindible el mantenimiento y desarrollo de las guerras nacionales e imperiales permanentes, “sin lo cual es muy difícil mantener el orden”[5]
No, el virus no mata, la pandemia tampoco (porque es, solo un PLAN de opresión y domesticación), lo que mata es la represión, el encierro, las guerras y las ocupaciones militares, la separación obligada con los seres queridos, la condena al encierro en el hospital y/o el hogar para viejos, el miedo al prójimo, el entubamiento, el protocolo de la OMS, los experimentos clínicos y las vacunas, los medicamentos administrados oficialmente, el tapado de bocas, la miseria provocada por el lockout, los suicidios, el cierre de los servicios y centros productivos, la criminalización de la producción agrícola y ganadera, las prohibiciones y gravámenes de todo, la criminalización y represión de las reuniones y protestas…
A pesar de todo, la resistencia a la plandemia, durante los 2 o 3 años más infernales, las manifestaciones en la calle en más de 100 países y el NO acatamiento de las medidas más criminales del terrorismo del Estado mundial (distanciamiento, encierro, aislamiento, hambre, tapabocas, estado de excepción, confinamiento, terrorismo mediático y escolar, inoculaciones, pases, control social…) permitió respirar en muchas partes del planeta, lo que no estaba en los planes de los opresores. Ello dependió mucho de las regiones, siendo África, el continente menos afectado por la plandemia del Estado Mundial, a pesar del magnicidio en los países que más se ridiculizó la mentira de la pandemia. Estudios estadísticos muestran que el falso virus actuó en forma mucho más política de lo que previeron: los países de la OTAN (e Israel), los más obedientes a los protocolos de la OMS, fue adonde más muertos hubo “por el Covid” (según las estadísticas oficiales) y también por las inoculaciones (lo que se oculta en las estadísticas oficiales).
Pero hay que decirlo claramente: desde el punto de vista del cuestionamiento al orden establecido, la Tiranía PLANDÉMICA obtuvo una gran victoria en la domesticación y sometimiento del mundo. Incluso al quebrar la continuidad de la principal protesta internacional de los chalecos amarillos, le dio un fenomenal golpe bajo a toda la protesta mundial, que nos lleva a reconocer que, el nivel máximo alcanzado en todo el planeta por la lucha contra la tiranía planetaria fue en el último semestre de 2019.
Claro que, desde entonces, hubo protestas por todo en todo el planeta. Pero mucho más atomizadas, encerradas, localizadas, sectorializadas…y con menos perspectiva de quebrar al enemigo por esa misma razón. Incluso las manifestaciones directamente contra el plan de encerrar a todo el mundo e inocularlo, que fueron multitudinarias en todas partes, no llegan a mostrar la unidad y fuerza necesaria para, parar en algo, la ofensiva militar del Gobierno Mundial. Por supuesto que, todo el abanico burgués del Estado mundial (servicios de inteligencia militar, redes sociales, organismos internacionales, medios de difusión, partidos, sindicatos, ONGs…) opera en el mismo sentido: ocultamiento sistemático de toda lucha internacional contra la plandemia, ninguna referencia a la dictadura del Gobierno Mundial, diversión militar planteando todo como si dependiera de lo local (contra la corrupción, contra tal o tal gobierno, contra tal o cual imperialismo…), lo que evidentemente es su función principal.
Desde la óptica proletaria se asume que se vive una época oscura y de derrota. Las protestas antiplandémicas carecen de la potencia revolucionaria que habían mostrado los chalecos amarillos y ni siquiera el rechazo del PLAN criminal, es límpido como otros movimientos de protesta históricos, por la infiltración de muchas estructuras o servicios estatales o paraestatales que siembran la confusión. Tal vez la brutalidad de la declaración de guerra/pandemia y todos esos elementos de confusión hayan convergido para que esas protestas antiplandémicas aparezcan como muy distintas a todas las otras protestas cotidianas, que con el correr de los meses, hayan reemergido lentamente. Lo cierto es que las protestas de los “estudiantes”, los “jubilados”, los “agricultores”, los “sin papeles”, los maestros, los enfermeros y personal hospitalario…, hayan aparecido como cosas particulares… ¡cómo si no fueran parte de la misma lucha contra el PLAN! Incluso las luchas contra los “aumentos de precio”, “los impuestos”, “contra la reforma de la seguridad social”, “contra la desocupación”…se mostraban incapaces de proclamar su contraposición con la guerra contra la humanidad impuesta por el PLAN. A su vez ello facilitó la manipulación del poder que armando falsas luchas (y/o verdaderas guerras imperialistas) como las “contra el cambio climático”, “por la libertad migratoria”, “a favor de la ley del aborto”, “por el feminismo”, “por tal nación en la guerra imperialista”…compiten, como nunca, con las verdaderas protestas internacionalistas del proletariado. Esto por supuesto, no es nuevo…, pero en ese período más sombrío…, de derrota y falta de perspectiva, fue y es todavía peor.
No hay duda entonces que, la declaración de guerra contra la humanidad, les dio resultado en romper la extraordinaria ola de luchas de la humanidad, contra el capitalismo mundial. Mientras antes del 2020, toda lucha, en cualquier parte del mundo, mostraba en la práctica que esa lucha era, la misma lucha, contra el mismo enemigo y contenía la lucha sobre la totalidad de la vida humana, el brutal ataque plandémico logra el mismo efecto que la explosión de una bomba de fragmentación, contra la línea de vanguardia en el terreno, identificada cada vez más con los “sin bandera”, es decir los “chalecos amarillos”.
Solo cuando, alguna de esas luchas se radicaliza y rompe con el cuadro sectorializado y regional/nacional, se reconoce en la lucha de los “cualquiera” en cualquier parte del mundo, contra el mismo enemigo, la misma adquiere, la determinación, el reconocimiento y la fuerza internacional. Es en ese proceso que la lucha se afirma realmente como una lucha por la vida, una lucha contra todo el orden social, asumiendo entonces que es, como en todas partes una lucha por la revolución social mundial. Para eso, hay que pasarle por arriba no solo al aislamiento de los medios dominantes que sabotean y encierran en lo local a todas las luchas humanas, sino también a los milicos, a los partidos políticos, a los sindicatos, a la izquierda, a la derecha al centro…
Aunque todas las luchas, realmente por la vida humana, contienen dichas rupturas en germen, muy pocas lo lograron durante el oscuro período 2020/23. Aunque siempre hubo vanguardias que impulsaban dichas rupturas, como en las manifestaciones contra el confinamiento, o contra diferentes aspectos de la represión, o la convergencia de luchas de estudiantes, o las luchas contra “las reformas de la seguridad social” o contra tal guerra imperialista…o las de los “agricultores”, el Estado mundial mantuvo el control relativo de todas esas tentativas de ruptura hasta el 23/24. Incluso cuando el movimiento de la humanidad contra el Estado mundial superó las fronteras de varios países…, el peso de la contrarrevolución covidista y la victoria del plandemismo hizo imposible ir más lejos, hasta fines de 2023 y sobretodo principios de 2024.
HACIA MAYOR RESISTENCIA Y REVOLUCIÓN
Cuando escribimos esto (febrero/abril del 2024) va resurgiendo, de las cenizas del proletariado y el movimiento social que, creían haber enterrado para siempre, una nueva ola de protestas, que promete mucho. Aunque todavía no tenemos capacidad para vislumbrar la profundidad del actual movimiento internacional contra todo el orden mundial, no pueden caber dudas que hay un resurgir mundial de las protestas a principios del 2024. Las luchas contra la represión plandemista y la agenda 2030, contra las dictaduras locales y las guerras imperialistas, desborda por todas partes, impulsando hacia el enfrentamiento al estado mundial, aunque las mismas, partan de motivos muy distintos y de sectores diferentes (represaliados, estudiantes, camioneros, tractores, obreros, desocupados…). Es que, además, los motivos de la lucha son intrínsecamente comunes y humanos y los gobiernos locales tienen necesariamente más dificultades a encerrar las luchas a nivel de un país.
Por eso entre fines del 2023 y el primer trimestre de 2024 se va constatando que, (para dar algunos ejemplos), los bloqueos de ruta de los camioneros contra tal o cual medida se reúnen en asamblea con “chalecos amarillos”, que en otra parte la lucha contra la dictadura local fundamentalista islámica se fortifica por la lucha contra el hambre y la carestía, que en otra región y, en varios países, la lucha contra la dictadura “comunista” (sic) también se unifica pidiendo comida y/o protestando contra la censura internet…, en fin que, en los países más comprometidos en las guerras imperialistas…, la lucha contra el hambre y por la vida, es necesariamente una lucha derrotista revolucionaria…y que, hay manifestaciones conjuntas contra la guerra “local”/”regional”, al mismo tiempo que en las mismas hay cada vez más proclamas, contra el PLAN genocidario de las Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial y la OMS…
En esta fase de ataque combinado del Dinero contra la vida humana, del VALOR sobre los valores de uso de los seres humanos, lo que más unifica las luchas de la humanidad, es que, toda la humanidad es cada vez más hambreada, tanto por la miseria creada por el sistema de explotación mundial de la producción ilimitada de dinero falso, por los bancos centrales, como por la restricción dictatorial en la producción de nutrientes. La lucha contra el hambre, es el sostén de todas las otras luchas, que abarcan todos los aspectos de la vida humana. Por eso la lucha por el alimento se afirma por doquier como la lucha por la vida misma y cada vez más sectores del proletariado internacional adhieren decididamente a la protesta.
Luego del encierro plandémico, que aumentó la miseria y el hambre en todos los lugares a donde lograron implantarlo, lo que privilegia la tiranía global es la destrucción de la producción de alimentos. Culpando a los agricultores y productores agropecuarios (medianos y pequeños) de calentamiento global (con la mentira del CO2), la dictadura busca por todos los medios limitar/destruir la producción de alimentos y, la monopolización absoluta de lo que queda, en los mismos fondos de inversión que, dirigen las finanzas mundiales. Por supuesto que, esto ataca a la población mundial y no a un sector en particular.
Nada más “natural” entonces que las revueltas del hambre (aunque no se llamen todavía de esa manera en los supuestos, “países desarrollados”), sean el futuro inevitable de toda la humanidad.
Hace ya muchos años que, al lado de las protestas por hambre, se desarrollan “otras protestas”, como las de los “sin papeles”, “los estudiantes”, las favelas y/o suburbios (“banlieu”), los “camioneros”, los “agricultores”, contra tal ley o decreto del poder… En cada generalización de la protesta, esas categorías que, el poder ideologiza para reproducir, se hacen añicos, y el proletariado se unifica en su lucha contra la miseria y el hambre. Los “chalecos amarillos” mostraron que esa generalización podía hacerse permanente, organizada y creciente. Cuando el ataque plandémico, a pesar del bajón en el nivel de luchas, las protestas contra el PLAN, el encierro, las cuarentenas, el confinamiento, los controles y pases, las inoculaciones y vacunas, así como, contra el cierre de centros de producción (de cosas y servicios), contra el lockout … Todas esas protestas, manifestaciones y revueltas fueron, simultáneamente protestas contra el hambre, contra la gran producción de hambre que fue la falsa pandemia, contra el brutal ataque de la banca mundial y sus “fondos de inversión” para destruir el sector productor de valores de uso (fundamentalmente alimentos).
Socialmente, eso va dejando en evidencia que las “otras protestas”, como las de “los camiones”, los “tractores”, los bloqueadores de rutas y rotondas, los chalecos amarillos…fueron más abiertamente comunes: como en Canadá, Alemania, Polonia, Holanda, Argentina, Estados Unidos, Hungría, Francia, España, Panamá, Perú, Paraguay…
En cambio, fue mucho más difícil la incorporación de las protestas de los “tractores” a la lucha general del proletariado, de la humanidad. En efecto, dichas protestas, siempre fueron un “caso aparte”. Los productores agrícolas fueron construidos por el capital mundial como si fueran precisamente, un mundo aparte, sobre la base del viejo campesino parcelario que existió secularmente aferrado a la propiedad privada de la pequeña parcela, gracias a la cual, le enseñaron que escapaba a la desgraciada proletarización. Con la industrialización del campo se lo separó todavía más del resto de la población en base a darles crédito junto a la ilusión de realmente hacerse ricos. En realidad, fue solamente eso, pura creación de ilusiones. Aunque su patrón haya sido el banco (por lo tanto, el fondo de inversión/la plutocracia), aunque compraron a crédito más parcelas y más máquinas agrícolas, y aparecían socialmente como parte de la riqueza de la sociedad (porque también los llenaron de créditos al consumo), nunca dejaron de ser parte de la mano de obra esclava del capital dinero. Los sindicatos y partidos creados para los “campesinos” y “agricultores” para beneficio del capital se basan en esa contradicción, utilizando aquellas ilusiones para afirmar que no tienen nada en común con los de abajo. La mitología de clase diferente y ajena a la masa proletarizada se fue fortificando a través del tiempo, al mismo ritmo que el capital financiero condicionaba su crédito al agricultor, a la industrialización protegida basada en los agrotóxicos y fomentada por esos mismos fondos de inversión, despreciando conjuntamente con la aristocracia financiera lo que significó la intoxicación generalizada de los alimentos para la gran masa de la población y la intoxicación preferencial de los agricultores que aplicaban los agrotóxicos destruyendo su salud y su vida. También, con esa complicidad, en la intoxicación de la humanidad, la aristocracia financiera lograba consolidar en el productor agrícola, el mito de “clase media” con intereses diferentes al resto de los humanos.
Como en otras épocas históricas, esa ilusión se desvanece cada vez que, la sociedad vuelve a polarizarse en la contradicción fundamental entre el capital y la humanidad, lo que sucede cada vez más a menudo hacia el final del siglo XX y principios de este, en la misma medida que el modelo de agricultura tóxica y con mercados protegidos (contra la producción natural), va mostrando sus contradicciones y límites. En la misma medida, en que se va imponiendo el Nuevo Orden Mundial de despoblación del planeta, la política anticrisis del capital es directamente la disminución de toda la producción física y, particularmente, la del sector agrícola. Todo lo agropecuario es desfinanciado hasta el extremo de exigir la reducción de la producción material y/o de dejar sin producir una parte de la parcela (lo que incluye la supresión de créditos a quienes no acepten las restricciones genocidas de la propia producción) Eso precisamente es lo que se consolida con la plandemia y principalmente con el encierro, la prohibición de vender, de circular…, que conduce a la quiebra masiva de los productores agropecuarios y al suicidio creciente quienes se habían considerado “nuevos ricos” y/o clase media. En muchos países (India, China, Francia, Argentina…) se llevan estadísticas sobre el número de creciente de “agricultores” suicidados por mes en los últimos años. Durante la plandemia y el confinamiento de la humanidad se anuncian máximos históricos…en las quiebras, protestas y suicidios de agricultores… En 2022/23…dichas cifras, en vez de disminuir, con el fin de la “pandemia”, aumentan con las nuevas restricciones impuestas por el PLAN mundial y pretextadas por la Torreta de mentiras del “cambio climático”.
El suicidio impuesto del sector agrícola, y de los mismos agricultores, concomitante con la producción de menos cosas y más hambre para la humanidad, barre, la histórica separación de los productores agropecuarios con respecto al resto de los seres humanos. Las protestas de los “tractores”, como la de los camioneros antes, participan cada vez más en las protestas globales contra la plandemia, contra el encierro… Incluso las protestas convocadas por reivindicaciones “exclusivas” de los “tractores”, superan sus límites, bloquean toda la circulación y confluyen con otras protestas contra el Estado mundial. En forma, cada vez más abierta, los “campesinos” y productores agropecuarios, coparticipan con otros sectores en los bloqueos de rotondas, caminos y autopistas… En forma cada vez más generalizada, le pasan por arriba a los sindicatos y partidos de los productores agropecuarios (dirigidos por la oligarquía dineraria y usuraria), cuyo poder estaba basado en la administración de los créditos y venta de tóxicos.
Ahora, en enero/abril 2024 en decenas de países en todos los continentes, las protestas de “los tractores” rompen abiertamente con los límites impuestos por esos sindicatos y partidos y los servicios antinsurreccionales del poder anuncian el peligro de que ya no haya forma de quebrar la unidad de las luchas. La aristocracia financiera “pacta” con los sindicatos de agricultores, el fin del movimiento, pero los tractores siguen adelante y enarbolan consignas contra el Estado en un número creciente de localidades. Varias decenas de países son bloqueados por los tractores, que encuentran cada vez más solidaridad en los perjudicados por las medidas del PLAN mundial, al mismo tiempo que en cada vez más regiones los mismos agricultores comienza a utilizar el Chaleco Amarillo, como símbolo de la lucha de TODOS por TODO.
Claro que la política del Gobierno mundial, en la medida que va consolidando el poder con el cuento del cambio climático y sus medidas restrictivas del alimento y reproducción de la vida humana, busca permanentemente parar la unificación práctica de las luchas anunciando “zanahorias” para dicho sector y, no solo palo, como para el resto de los proletarios en lucha. Ahora, en febrero/marzo, cuando el número de países bloqueados por los tractores se cuenta por varias decenas en diferentes continentes, se anunciaron en los medios oficiales “concesiones” al sector agrícola y acuerdos de representantes del gobierno mundial con los “agricultores”…, llamando a parar las luchas y, sobre todo, a desbloquear las rutas, ciudades, caminos y autopistas. ¡Nunca les había dado menos resultado esa política del capital mundial! Salvo algunas excepciones, el movimiento de los tractores, asumiendo cada vez más la lucha contra las limitaciones productivas de alimentos, le pasó por arriba a los acuerdos, a las concesiones, a las recomendaciones de la represión y a los sindicatos agrícolas.
La misma producción agrícola con agrotóxicos, al atacar la alimentación de todos, ha mostrado sus límites. Las protestas contra las grandes empresas fabricantes por intoxicar la vida de todos, han sido cada vez más apoyadas por los agricultores mismos, cuya contaminación a dichos tóxicos es cada vez más generalizada y los casos de seres totalmente destruidos (cáncer, Parkinson, alzhéimer…) se cuentan por miles. Hay cientos de procesos civiles y judiciales exigiendo que, los fabricantes de tóxicos respondan por ser causante de esos miles de seres invalidizados, destruidos, liquidados…, pero por supuesto las patronales se refugian en los reglamentos (imposibles de cumplir por suponer trabajar todo el día “protegido” por máscaras, vestidos y protocolos…) y en el poder judicial corrompido por los mismos fondos de inversión que son dueños de las empresas productoras de tóxicos. Incluso aquí, los sindicatos tienen la mismísima posición que las empresas productoras de tóxicos, no solo no protegen operarios de la intoxicación generalizada, sino que culpan a los agricultores y a los errores de manipulación de los químicos por las gravísimas enfermedades y muertes de los intoxicados. Esta inhumanidad de los sindicatos los sitúa abiertamente contra los intereses de todos los trabajadores del campo, que desde hace décadas denuncian la destrucción de la vida que provoca los partidarios de los agrotóxicos. Cuando además, los sindicatos de agricultores llaman a suspender la lucha (dados sus acuerdos con el Gobierno mundial) son denunciados en las manifestaciones, no solo por acuerdos genocidas con el PLAN de destrucción del sector, sino por estar, desde siempre, del lado de la industria de los agrotóxicos empeñada en destruir toda la producción agropecuaria natural y orgánica.
Con ello, la sectorialización y división de toda la protesta contra el Gobierno mundial recibió otro golpe brutal. La generalización de la protesta sigue su curso y, desde entonces, ya no quedan dudas que las protestas de los “tractores” son las protestas por el hambre, son las protestas de los camioneros…, del proletariado agrícola y urbano, de los humanos de todos los continentes.
La radicalización del movimiento de los tractores en febrero/abril tirando mierda y otros “símbolos” contra las intendencias y parlamentos, ocupando más pueblos, rotondas y rutas que nunca antes había hecho, permitió que muchos otros sectores hambreados y/o que habían sido encerrados plandémicamente se plegaran, en muchos casos con chalecos amarillos a las mismas que, a su vez, se vistieron cada vez más con “chalecos amarillos” mostrando la unidad de TODAS LAS PROTESTAS. Se retomaba así, el sueño abortado antes (con la plandemia) de LA CHALEQUIZACIÓN DEL MUNDO a la que habían llamado los Chalecos Amarillos (más o menos) coordinados, en 2018/19. Otra vez….las consignas de los manifestantes se hacen más claras y revolucionarias, contra el Gobierno Mundial y sus planes genocidas.
Los “tractores” (o mejor dicho los hombres y mujeres qué) usan chalecos amarillos, afirmando la NO separación y la lucha por la paralización de la circulación de mercancías, como expresión de la unidad en el combate del proletariado, como amenaza contra los banqueros que están destruyendo la alimentación en el mundo, como reafirmación de la lucha contra los aumentos de los precios agrícolas (y la imposición sistemática del combustible para paralizar la vida humana)…, como afirmación de lo que se necesita para vivir…, contra la Nueva Normalidad impuesta por la dictadura mundial.
Incluso en países en donde los chalecos amarillos habían sido sumamente minoritarios (y cuasi inexistente en las grandes ciudades), como en España las protestas de los tractores se “visten” de Chalecos Amarillos… En México o en India adonde durante las últimas décadas se han multiplicado las enfermedades, las invalideces y suicidios como resultado de la agricultura tóxica… las luchas, de quienes producen alimentos se unifican con las protestas contra todo tipo de confinamiento, contra el hambre y la miseria provocadas por el “nuevo orden mundial”.
Mucho más claramente que en el pasado, las protestas en todas partes asumen la declaración de guerra contra la humanidad del Foro Económico Mundial, la OMS, la ONU y ya no reclaman migajas para subsistir, sino que gritan contra el Gobierno mundial de los banqueros.
A partir de ahora, a las fuerzas represivas, les será mucho más difícil encerrar la protesta en las categorías sectoriales construidas por partidos y sindicatos al servicio del poder. Ya no tiene ningún sentido, para ninguna categoría humana (o clasificación general), el no participar en la lucha de otra categoría. Porque la generalización PLANDÉMICA encerró a todos para liquidar la vida, porque el Gobierno mundial, en el ejercicio de la dictadura del valor contra los valores de uso humano, sigue matando gente con los protocolos de salud (encierro, distanciamiento, inoculaciones…), del “desarrollo sustentable” (tasación del transporte y el combustible, lockout, límites a la producción agrícola y de servicios..), la domesticación y el disciplinamiento ciudadano (militarización, digitalización de los seres humanos, grafenación de la población, moneda digital obligatoria de los bancos centrales, inteligencia artificial….)… Todo el ataque contra el ser humano converge en la tenebrosa realidad: cada vez habrá más hambre y más genocidio. El plandemismo, junto con el resto del PLAN sigue atacando a TODA LA HUMANIDAD Y a LA TOTALIDAD DE LA VIDA DE CADA SER DEL PLANETA.
La guerra contra la humanidad, solo se puede parar con la revolución social mundial.
ICG/GCI
Enero/abril 2024

[1] Ver nuestra revista COMUNISMO NUMERO 47 en https://cdrom.kilombo.top/NEW/Html/Espanol/Espanol.htm (ir arriba a la izquierda/sumario de las revistas y buscar el número correspondiente) se puede leer cada artículo, pero también bajar toda la revista entera cliqueando en el link PDF de arriba.
[2] Desde hace como 20 años hemos acuñado esta expresión de Torretas del estado mundial, para designar a los aparatos de dicho estado que se estructuran sobre la base de una gran mentira y que son verdaderos torres militares en la batalla para imponer su dogma a nivel internacional. Ya no son solo aparatos del Estado para dominar, como se dice en la terminología clásica, como un Ministerio de la verdad, o La Gendarmería nacional, sino estructuras sumamente complejas, múltiples… y verdaderas armas de destrucción masiva, que usan sofisticadas armas de control mental y lavado de cerebro con el objetivo de destruir el pensamiento propio. Lo que en los barrios se dice “hacerle la cabeza” al pueblo. Dichas estructuras dependen directamente de la élite plutocrática y de los servicios de inteligencia de los ejércitos que la misma centraliza. Son estructuras edificadas, financiadas, armadas, apoyadas por legislación y acción estatal (y militar) propagandeadas, consagradas “científicamente”, para reproducir la cultura del capitalismo esclavista. Hay muchísimos ejemplos como “los países socialistas”, el “antifascismo”, el “feminismo”, pero aquí queremos subrayar una Torreta: la que sostiene que los seres humanos modernos son enfermos por naturaleza y que su vida depende de los medicamentos. Podemos designarla como LA TORRETA DE LA MEDICINA MEDICAMENTOSA.
[3] Ver Comunismo número 63 de enero 2014 en https://cdrom.kilombo.top/NEW/Html/Espanol/Espanol.htm
[4] La declaración de Macron “Nosotros estamos en guerra” de marzo 2020, no fue ninguna novedad para los proletarios en lucha y los chalecos amarillos. En efecto, la aristocracia financiera ya había declarado la guerra a toda la protesta social mucho antes en todo el mundo, aumentando todas las formas de terrorismo de estado, especialmente durante 2019, de acuerdo al PLAN antiinsurreccional de las fuerzas militares internacionales, que Macron representa. Lo nuevo es hacer extensiva la guerra contra toda la población: “reduciendo al máximo los desplazamientos y los contactos”, “prohibiendo toda reunión exterior o encuentro familiar o amigable…”, no se permitirá tampoco “pasearse, encontrarse con sus amigos en el parque en la calle…” La militarización social que el macronismo impone, comprende desde el pique cerrar escuelas, bares, restaurantes, lugares de reunión, parques y solo autorizar “idas al trabajo” cuando ese cuando ese trabajo no pueda ser realizado a distancia. El terror ideológico al falso virus y la falsa pandemia que paralizan a la población, son pretextos absurdos frente a la resistencia proletaria consciente, pero causan estragos en la mayoría de la gente que, se somete al confinamiento y liquidación de la vida social que esa guerra implica, lo que le permitirá a Macron y los milicos del mundo un gran triunfo en esa batalla.
[5] Ver al respecto la documentación sobre el Club Bilderberg, que se encarga de planificar tanto dichas guerras, como las plandemias, en los importantes libros publicados por la investigadora Cristina Martin Jiménez.

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